Conjuring and Consolidating a Turnaround: Governance in Bogotá, 1992-2003 (Disponible en español)
A once proud city, Bogotá was on the verge of ruin by the late 1980s. Its government was corrupt and dysfunctional, and the Colombian city regularly ranked among the worst places in the world in which to live. In 1986, then-president and former Bogotá Mayor Virgilio Barco lamented that “of that booming city that I governed, today all that is left is an urbanized anarchy, tremendous chaos, immense disorder, a colossal mess.” Beginning in 1992, however, Bogotá enjoyed a string of mayors who succeeded in turning the city around. The first of these mayors, Jaime Castro (1992-1994), fought to establish the financial and political framework that would empower the mayor’s office to function as a nucleus of reform. Castro’s successor, Antanas Mockus (1995-1997 and 2001-2003), built on that legacy, consolidating gains in the face of entrenched opposition on the city council and bringing tangible benefits to the population in the form of exemplary public-service delivery. By 2002, the United Nations had selected Bogotá as a “model city” to be emulated across Latin America and by early 2010, Mockus had emerged as a front-runner in Colombia’s presidential elections.
Matthew Devlin and Sebastian Chaskel drafted this case study based on interviews conducted in Colombia during October and November 2009.
Associated Interview(s): Jaime Castro Castro, Liliana Caballero, Maria Isabel Patiño
GENERAR Y CONSOLIDAR UNA VUELTA DE PÁGINA: GOBERNABILIDAD EN BOGOTÁ, 1992-2003
SINOPSIS: La otrora ciudad imponente, hacia fines de los años '80 Bogotá se encontraba al borde de la ruina. El gobierno distrital se caracterizaba por la corrupción y el mal funcionamiento, y la capital colombiana frecuentemente se ganaba un lugar en el ranking mundial de los peores lugares para vivir. En 1986, el antiguo alcalde de la capital y por ese entonces presidente Virgilio Barco se lamentó, "De la ciudad vibrante que yo goberné, hoy sólo queda una anarquía urbana, un caos tremendo, un desorden inmenso, un desastre colosal." Sin embargo, a partir de 1992 Bogotá tuvo la suerte de tener una serie de alcaldes que consiguieron pasar la página en la historia de la ciudad. El primero de aquellos alcaldes, Jaime Castro (1992-94), luchó para establecer la infraestructura financiera y política que le otorgaría a la Alcaldía el poder para funcionar como un núcleo de reforma. El sucesor de Castro, Antanas Mockus (1995-97 y 2001-03), siguió construyendo sobre los cimientos legados por su predecesor, y así consolidó victorias a pesar de la oposición profundamente arraigada del Concejo de la Ciudad, trayendo beneficios tangibles para la población en la forma de mejoras en la prestación de servicios públicos. Al llegar el año 2002, las Naciones Unidas habían seleccionado a Bogotá como una ciudad modelo a ser emulada a través de Latinoamérica, y para comienzos del año 2010, Mockus había surgido como un candidato formidable a la presidencia colombiana. Matthew Devlin y Sebastian Chaskel redactaron este estudio practico basado en entrevistas que se llevaron a cabo en Colombia, en octubre y noviembre del 2009. El caso fue publicado en diciembre del 2010. Melina Meneguin-Layerenza tradujo este estudio en febrero de 2013.
Matthew Devlin y Sebastian Chaskel redactaron este estudio practico basado en entrevistas que se llevaron a cabo en Colombia, en octubre y noviembre del 2009. El caso fue publicado en diciembre del 2010. Melina Meneguin-Layerenza tradujo este estudio en febrero de 2013.